sábado, 16 de abril de 2011

¿Què hacer frente a una pataleta?

¿Por qué los niños/as hacen pataletas?
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Los niños/as no generan pataletas con intenciones de dañar o molestar a los adultos sino que son parte de su proceso de adaptación. Las pataletas pueden presentarse por diferentes razones: deseos no satisfechos, formas de expresar rabia y/o irritabilidad, como método para conseguir algo, entre otros.
Casi la totalidad de los niños pequeños tiene este tipo de episodios en ocasiones, especialmente entre los 2 a 3 años, y si son bien enfrentados irán disminuyendo en intensidad y frecuencia hacia los 4 a 5 años.
Entre los 2 y 3 años, los niños/as están en una etapa del desarrollo en que inician cierta independencia de sus padres y el decir "no" responde a su búsqueda de autonomía. Con frecuencia desean más independencia de la que sus habilidades y seguridad permiten y desconocen sus limitaciones. Quieren tener el control y tomar decisiones, pero no saben hacer transacciones y toleran mal las restricciones. Además no saben expresar sus sentimientos verbalmente por lo que exteriorizan su rabia o frustración con llanto o retraimiento y a veces con pataletas.
Si bien estas expresiones de emociones no son agradables, no debemos considerarlas peligrosas e incluso serán útiles para el desarrollo del niño, pues constituyen una válvula de escape de tensiones, facilitando el cansancio y el sueño posterior. Generalmente, al despertar, estará calmado y de humor agradable. Si está enfermo, o existe demasiada tensión entre la gente que lo rodea, la frustración puede reiniciarse fácilmente. Los niños ansiosos, enfermos, temperamentales, con poco descanso o en ambientes tensionados tienden a tener pataletas más frecuentes.

¿Por qué sólo hace pataletas con sus padres, y cuando lo cuida alguien más se porta bien?
El niño/a sólo desarrollará las pataletas en presencia de sus padres o personas más allegadas porque está poniendo a prueba la existencia de límites y reglas, lo que no hará con personas que no conoce. Cuando su desafío va muy lejos y es restringido responde con una pataleta.
No debemos considerar que desea conscientemente hacerle la vida ingrata a sus padres y ciertamente no prefiere a los extraños. Esta explosión emocional ante nuestros ojos, irónicamente, significa que tiene confianza en nosotros.


¿Cómo debo actuar ante una pataleta?
Lo más importante es mantener la calma. Como padres somos modelos para nuestros hijos y en la medida que gritemos o reaccionemos con rabia no lograremos cambios favorables.
Una atmósfera tranquila ayuda a recuperar el control y en particular tomarlo, abrazarlo o hacer comentarios distractores del tipo "mira que lindo el pajarito ", pueden evitar una gran pataleta.
El sentido común y el humor son fundamentales para que el niño acepte órdenes. "Vas a bañarte" no es lo mismo que "hagamos una carrera al baño".
Evite largas y complicadas explicaciones de las reglas. Justificarlas ante un pequeño de 2 ó 3 años solo servirá para confundirlo y no le permitirá tener claro qué cosas son fundamentales y cuáles son debatibles. Al crecer podrá explicársele las razones de nuestras reglas en forma breve y clara.
Conviene acompañar al niño a efectuar alguna cosa que no quiere hacer - por ejemplo, ordenar juguetes - ofreciéndonos a ayudar, lo que permite verificar el cumplimiento. Esto tiene especial relevancia si es una orden que está relacionada con la seguridad del niño.
Cada vez que se presente la pataleta, déjelo, no intente detenerlo, eso agravará la situación. Cuando esté tranquilo explíquele por qué no puede obtener lo que desea.
Háblele de las consecuencias que eso acarrearía, utilizando un lenguaje referencial: "No puedes jugar con fósforos porque de hacerlo podrías encenderlos y producir un incendio que podría ocasionarte daño en tu cuerpo" (muéstrele el cuerpo mientras hace esta descripción, los niños necesitan mucho del lenguaje referencial).
No olvide que la pataleta tiene algo de actuación y nosotros somos el público, por lo que si nos alejamos o dejamos al niño solo por unos minutos comprenderá que ese recurso es poco efectivo y buscará otro.
Los límites son fundamentales porque dan certidumbre a los niños y disminuyen sus niveles de ansiedad. Si cede a las exigencias, estará reforzando las pataletas. Siempre se debe responder de igual manera ante situaciones similares y todos los adultos de su entorno deberán reaccionar igual.
Hay que esperar varios "no" diarios de parte de un niño/a, no sería normal que nunca nos desafíen. Debemos establecer niveles de importancia ante sus deseos y nuestras reglas. Existirán situaciones de menor seriedad en que es conveniente que se salga con la suya, por ejemplo dejarlo elegir la ropa aunque no estemos de acuerdo. En otras ocasiones, por ejemplo, cuando hay algún tipo de riesgo, no podrá hacer su voluntad y si es preciso habrá que tomarlo firme pero con cariño. No podemos esperar que estos hechos los acepte de inmediato y deberemos ser constantes y pacientes hasta lograr la aceptación de la conducta deseada.
Límites, no significa castigo, ni menos golpes o maltratos.

¿Se pueden evitar las pataletas?
No es posible evitar la aparición de todas las pataletas y no debemos sentirnos culpables por eso. Se trata de la manifestación de emociones que el niño debe aprender a manejar y nuestro papel es ayudarlo en esa tarea. De todas maneras existen medios para disminuir la frecuencia y/o severidad de ellas:
Un descanso de 15 a 20 minutos, aún sin dormir, puede ayudar. Si el niño se resiste es útil tenderse junto a él o leerle un cuento, pero se debe evitar que juegue o hable mucho.
Los hijos/as de padres excesivamente estrictos o permisivos tienden a tener más pataletas, siendo mejor la situación de aquellos hijos de padres con enfoque moderado en la disciplina. En esto parece bueno considerar límites en cosas importantes y dejar autonomía en otras áreas de menor cuantía. Como principio general se considera beneficioso establecer pocas reglas o limitaciones sólo en aspectos fundamentales, pero ser muy consistentes con ellas.


Peleas entre hermanos

¿Hasta qué punto es normal que los hermanos peleen?
Las peleas entre hermanos son esperables e incluso saludables, ya que ayudan a nuestros hijos a expresar sus emociones y a canalizar sus energías. Además, son un espacio de aprendizaje, porque les permiten ensayar formas de resolver conflictos con sus pares. El modo en que nuestros hijo enfrenten sus diferencias influirá en la manera en que, más tarde, aborden sus conflictos con otras personas. De allí que resulte determinante el papel que como adultos asumamos frente a una pelea.

¿Qué debo hacer cuando mis hijos pelean?
Frente a una pelea de sus hijos, lo importante es que guarde la calma. Los gritos, en lugar de detener la pelea, acentúan las tensiones y el descontrol entre ellos. Si son niños pequeños, intente llamar su atención hacia alguna otra actividad que los distraiga de aquello que genera el conflicto. Evite asumir el papel de árbitro: dirimir respecto a la responsabilidad de uno u otro les generará sentimientos de competencia mutua y de rechazo hacia usted. Si la discusión no compromete golpes, ni descalificaciones severas, intente no involucrarse, pero permanezca cerca para mediar en caso de agresiones. Si la discusión se torna violenta, pídale a cada uno de ellos que vayan a un lugar neutral (dormitorios, patio, etc.) e invítelos a solucionar sus problemas. Elógielos cuando arreglen sus problemas sin violencia. No los rete ni los golpee, esto sólo impide que los niños comprendan que hay formas de abordar una discrepancia sin agresiòn.

Alimentación sana para niños


Saludable para Niños


Subtítulos


¿Cómo puedes asegurar que los niños están comiendo los alimentos correctos?
Porciones para niños
Un desayuno equilibrado puede prevenir la obesidad infantil



Como padre o persona encargada del cuidado del niño, debes saber que para los niños no siempre se ponen de acuerdo acerca de lo que deben comer.


Como padre o persona encargada del cuidado del niño, debes saber que para los niños es fundamental comer alimentos saludables pero, los padres y los niños no siempre se ponen de acuerdo acerca de lo que deben comer.

¿Cómo puedes asegurar que los niños están comiendo los alimentos correctos?

Comienza con buenos hábitos alimenticios
Los niños de corta edad necesitan tres comidas regulares más uno o dos bocadillos. Planifica el horario de los bocadillos de tal forma que no queden demasiado cerca de los horarios de las comidas principales. Escoge bocadillos de los cinco grupos alimenticios señalados en la Pirámide Guía de los Alimentos.
Enseña buenos hábitos alimenticios con el ejemplo. Disfruta las comidas con tus hijos. Ellos aprenderán de ti cómo y qué comer. ¡Tus hábitos alimenticios saludables harán que tú también seas más saludable!

Porciones para niños

Sirve porciones pequeñas a los niños de corta edad, si se quedan con hambre ellos pedirán más comida. Ofréceles nuevos alimentos en porciones aún más pequeñas, como una o dos cucharadas.

Ayuda si tienes niños quisquillosos para comer
Con frecuencia los niños quieren comer el mismo alimento comida tras comida, este comportamiento se conoce como "manía por un alimento". Por lo general, esta manía por un alimento no dura lo suficiente para perjudicar la salud del niño; si se trata de un alimento saludable, los padres pueden permitir que el niño lo siga comiendo hasta que se le pase la manía.

Es posible que los niños de corta edad coman menos un día y más al día siguiente, el apetito de los niños depende de su crecimiento y nivel de actividad. Si consideras que el niño está comiendo muy poco o demasiado, consulta a tu médico o dietista.

Utiliza la Pirámide Guía de los Alimentos para Niños de Corta Edad
Está pirámide especial te ayudará a enseñar a tus hijos qué deben comer para crecer y mantenerse saludables. En esta pirámide se muestran los alimentos que los niños conocen y disfrutan.

Ofrece a los niños de corta edad una variedad de alimentos de los cinco grupos alimenticios. Cada grupo proporciona algunas de las sustancias nutritivas y la energía que los niños necesitan. Ningún grupo alimienticio es más importante que otro. Para crecer y ser saludables, los niños necesitan comer diferentes alimentos cada día.

Un desayuno equilibrado puede prevenir la obesidad infantil

Según datos del Ministerio de Sanidad y Consumo de España, sólo el 7,5% de los niños y niñas españoles toma un desayuno equilibrado, es decir, el compuesto por leche, fruta o zumo, e hidrato de carbono. Aproximadamente 20% de la población infantil y juvenil sólo toma un vaso de leche, mientras un 56% sólo lo acompaña de algún hidrato de carbono. La mitad de esos niños dedica menos de 10 minutos para desayunar. En resumen, los niños y niñas españolas desayunan mal, lo que implica, según expertos de Nutrición, en un aumento de la obesidad infantil en la mayoría de los casos.

El desayuno es, según los nutricionistas, una de las comidas más importantes del día. Supone, al menos, ¼ de las necesidades nutricionales de los niños. Cuando los niños no desayunan bien no tienen la energía y la vitalidad para afrontar el esfuerzo físico e intelectual que les exigen las actividades escolares. Además, un desayuno no adecuado hará con que los niños sientan, a media mañana, la necesidad de un gran aporte energético, encontrados en productos de alto contenido de azúcar y de ácidos grasos, como es la bollería y tantos otros que están directamente relacionados con el crecimiento de los índices de sobrepeso y de obesidad durante la infancia, por su alto contenido calórico.

El desayuno ideal

En muchas ocasiones, por la falta de tiempo, las prisas, y los atrasos, algunas familias prescinden de dar de desayunar a sus hijos en casa. Son obligados, por las circunstancias, a llevaren a sus hijos más temprano al colegio y que desayunen allí. Esa es una buena salida desde cuando los padres conozcan qué es lo que desayunan sus hijos. En la mayoría de las escuelas, el menú es controlado por nutricionistas, lo que significa que se puede confiar en el servicio.

A los padres que tienen más tiempo, en casa, el desayuno ideal y adecuado es el que sea variado en alimentos que tengan nutrientes necesarios:

Lácteos: leche, yogur, y/o queso
Cereales: galletas, pan, copos, entre otros
Grasas: aceite de oliva, mantequilla o margarina
Frutas o Zumo
Otros: mermelada, algún fiambre, miel, etc.
Cuando el desayuno aporta por lo menos 3 alimentos de los citados arriba, con toda seguridad, contribuirá a que los niños tengan más energía y más fuerza para desarrollar las actividades que les exijan.

Todo es una cuestión de hábito. Si desde la más temprana edad los niños son acostumbrados a desayunar bien, su organismo se habituará a esta costumbre, y le exigirá un buen desayuno todos los días, y ellos se sentirán satisfechos. Y la familia estará previniendo lo que hoy es una preocupación mundial de los expertos de alimentación: la obesidad infantil.